¿Cómo se calcula?



El cálculo de la huella ecológica se basa en una matriz de necesidades estipuladas para cada individuo, entre las que figuran terreno para sembrar, para pastoreo, superficies forestales para absorción de CO2, superficie marítima aprovechable, superficie terrestre para aprovechamiento directo (como la construcción) y una reserva de biodiversidad que se estipula en un 12% de cada territorio total.

Estas necesidades de superficie se contrastan con actividades indispensables para la humanidad como la agricultura, ganadería, pesca, bienes de consumo, consumo energético, etc.

A partir de allí, puede medirse el consumo en toneladas de materia de energía, dividiendo la superficie total entre los índices de productividad. De esta manera puede calcularse si, por decirlo de alguna manera, el sacrificio ecológico “vale la pena”.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario